El “Coco” es todo un personaje. Bajito, con poco pelo, y con una nariz que le coge toda la cara, tiene dos grandes aficiones: el vino y los toros. El dice que es torero. Tiene un par de “fotos” vestido de luces y cuando se emborracha la enseña por todas partes.
Lo han puesto dos veces en los carteles de un festival, aquí en el Puerto. La ultima vez la mujer, antes del festejo, estaba muy entusiasmada.
-Con lo que cobres- le decía ella al “Coco”-Podemos comprar un tresillo nuevo, un mueble bar , y si alcanza, un televisor en color-.
El “Coco” la miraba con guasa, y le decía:
-A ver si tu te crees que eres la “Jurado” y yo “Ortega Cano”-
El “Coco” toreó. Mejor dicho hizo el paseíllo.
La gente –que casi llenaba la plaza- coreaba su nombre, ¡Coco¡ ¡Coco¡. Y él decía por bajini: ¡Caca¡ ¡Caca¡.
Uno de los peones que era un poco tartajoso, le decía:
-Co-co yo te-te lo re-cojo y te-te lo pon-go en el-el ter-ter-cio-.
El “Coco” a todo decía que si.
Salió el novillote. Era un bicho grande, huesudo y “con más conchas que un galápago”.
El peón “tarta” lo recogió y lo dejo cerca de las tablas.
El “Coco” salió un poco hacia los medios, y se puso a preparar el capote. El novillo se arranco, le dio un topetazo y lo mando por lo alto. Afortunadamente cayó bien y no le ocurrió nada de importancia.
Desde entonces el “Coco, remedando a “Joselito el Gallo” dice:
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