Biografía.

Luis Rincón, mi padre, anda ya cercano a los 80 y ha vivido de todo: fue niño en una postguerra atroz de hambre y oscuridad, fue monago insumiso y cómplice de estraperlista, militante antifranquista clandestino, obrero fabril y albañil capaz, vecino solidario y patriarca de una prole inmensa y diversa con más bocas que vergüenza.


**********************************************************************************************************************************************************************************************
Ahora ejerce sobre todo de amo de casa y abuelo, y ,en los ratos libres, escribe. Y lo hace como todo lo que ha hecho en su vida: de corazón.

INDICE DE LOS ULTIMOS TRABAJOS PUBLICADOS:

Los relatos irán apareciendo en la blog a medida que vaya siendo posible. Para leer cualquiera de ellos sólo tienes que pinchar sobre su nombre en la lista que viene a continuación. Sé que Luís agradecerá que comentes al final su relato pinchando en la parte que dice "Esta historia me ha parecido...".


Navidad con amor

Con este relato, Luis Rincón acaba de ganar el IV Certamen Literario "Francisco Maria Arroyo Benitez" que convoca el CEPEr Viento de Levante de Cadiz. ¡Enhorabuena , Luis!


Vida y muerte de un obrero español


La madre

Soy
Lo ajeno, lo propio y el niño

Pequeña historia de un niño pequeño Finalista en el XIV Certamen Experiencia y Vida que organiza la Junta de Extremadura en Octubre 2007

¿Que es lo que me falta a mi? De José Valiente Moreno
Finalista en el XIV Certamen Experiencia y Vida que organiza la Junta de Extremadura en Octubre 2007

Pepín
Torero y ....olé. ( El Coco III)
El suicidio de la mujer del "Coco"
El médico del "Coco"




Sus canciones

La murga de los currelantes

sábado, 10 de noviembre de 2007

EL MEDICO DEL “COCO”



Al “Coco” le gusta empinar el codo. Es un hombre bajito, con poco pelo, -va siempre tocado con una boina- y con una nariz que le coge toda la cara. Cuando está medio ”pintón” es un tío con gracia.

De tanto beber y mal comer, enfermó del hígado. Estuvo de baja en el trabajo muchas veces, hasta que lo propusieron para la jubilación anticipada por enfermedad. En aquella época el enfermo propuesto dejaba de cobrar, tanto de la empresa como del seguro, hasta que se resolvía el expediente.

Sin dinero, estuvo pasándolas “canutas”. Yo, que como compañero suyo de trabajo conocía su situación, le dije un día:

-Juan -el “Coco se llama Juan- Si tú ya has pasado por el tribunal médico para la calificación. ¿Por qué no te pasas por el Instituto de Previsión en Cádiz, y te interesas por tu asunto?

-Luis, ¿tú crees que eso dará resultado?

-Claro que si. Pero no vayas a presentarte borracho y que se vea que estás enfermo.

Al día siguiente, apoyándose en un bastón, el “Coco” cogió el “Vaporcito” para Cádiz. Durante el viaje iba rezongando sobre su mala salud, que no podía moverse de los dolores que tenia, que si hacia el viaje sin poder etc, etc.

Cuando llegó a Cádiz, subió por la “Cuesta de las Calesas, hasta el edificio del Instituto. Al llegar preguntó y lo mandaron a una ventanilla. Le explicó al empleado su problema y éste le pidió el número del expediente. Consultó el mismo y le dijo que efectivamente tenía concedida la jubilación, pero que no cobraría hasta pasado al menos un mes, pues le estaban preparando la liquidación.

El “Coco” –medio lloriqueando- le explicó la situación tan desesperada en la que estaba viviendo. El empleado le indicó que podía pedir un anticipo a cuenta. Al “Coco” se le hicieron los ojos “bolitas”.

-¿Dónde hay que solicitar eso?- preguntó.

-Aquí mismo- le contestó el hombre -¿Cuánto quiere usted?-

El “Coco” mostró su ignorancia de hasta donde podía llegar en su petición. El otro le dijo:

-¿Le vendrían bien sesenta mil pesetas?

Por poco se cae al suelo. Eran pesetas de 1980.

-Claro que si- dijo.

Le prepararon el recibo, lo firmó y le dieron el dinero metido en un sobre. Cogió este, se lo metió entre la camisa y el cuerpo y salió a la calle.

Miro el reloj y faltaban pocos minutos para la salida del “Vapor” hacia el Puerto. se puso el bastón bajo el brazo, y corrió por la “Cuesta de las Calesas” abajo como un perdigón.

Cuando llegó al muelle estaban quitando la pasarela de acceso al barco. Al verlo venir volvieron a ponerla y el “Coco” entró como un rayo. Después de haberse puesto el barco en marcha, le preguntó uno de los empleados:

-”Coco”… ¿Tú no estabas cojo?

-¡Yo sí, - contestó el- …pero no veas los médicos que están hechos los cajeros del seguro¡ ¡Mejores que los del ambulatorio¡-.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Luis porque no nos cuenta utd mas historias del "COCO"?,son muy dibertidas y seguro que sabe un monton.

GRACIAS